miércoles, 26 de noviembre de 2014

"El día de mañana"



El relato que describiré a continuación sucedió en el transcurso de mis prácticas docentes correspondientes al Taller 4, el cual realizaba con una pareja pedagógica.  El jardín era  el  J.I.C N° 7 D.E. 9., ubicado en el barrio de Colegiales

Antes de empezar a realizar nuestras prácticas en el jardín, tuvimos una reunión con la directora de la institución y ella nos había advertido sobre el grupo de la sala turquesa (era  una sala integrada)  de 5 y 4 años. Teníamos una mezcla de nervios y miedo a la vez. Al conocerlos y pasar los primeros días con ellos, comprobamos lo que nos habían comentado y nuestros nervios aumentaron.
Eran 25 niños, de los cuales 13 eran varones y 12 nenas. Al ser una sala integrada, encontramos niños de diferentes edades, con  capacidades muy diferentes  y con serias dificultades de atención. Esta circunstancia en algunas ocasiones era enriquecedora y en otras dificultaba la tarea, por las notables diferencias evolutivas que existen entre ellos.
A lo que se sumaba que la docente que estaba a cargo era  la sexta suplente del año y que había empezado poco tiempo antes que nosotras,  ya que su titular se había pedido  licencia a principio de año y nunca más había regresado.
A causa de esta situación, los niños no tenían incorporadas las rutinas, no respetaban los hábitos cotidianos, y mucho menos las normas de convivencia que suelen aparecer en las salas de jardín. No tenían a la maestra como referente de autoridad, desafiaban constantemente los límites y se agredían  físicamente de manera constante. Hablaban entre ellos mientras hablaba alguna docente, no se escuchaban y cuando se  los retaba, bastaba darse vuelta para que ya estén haciendo de vuelta aquello por lo que acababan de ser retados. No le daban valor al reto.

Había un nene, en particular (Nicolás) que era absolutamente conflictivo, casi nunca se integraba a la tarea grupal, tenía permitido hacer lo que quería  y cuando quería. Se pasaba llorando la mitad de la jornada, a veces por ser molestado y otras por ser retado cuando molestaba. No reconocía cuando tenía feas actitudes y negaba todo lo que se le decía, incluso cosas que uno acababa de presenciar, él las negaba. De todas formas, se veía que él tenía intenciones de integrarse, pero muchas veces era rechazado por sus compañeros, que no solían demostrarle cariño. Además tenía  un gran atraso en la dicción.
Era un niño con una gran necesidad de afecto. A nosotras, casi sin conocernos, nos abrazaba y nos recibía con mucha alegría. Al indagar con la maestra sobre la historia de Nico, nos enteramos que tenía una vida muy complicada para sus 5 años. Una familia disfuncional, un padre ausente y una madre superada por la situación. ¿Cómo ayudar y ser sostén de un niño con estas características y con una realidad tan complicada?

Creo que estar en este grupo, me sirvió mucho para “foguearme” con respecto a lo que me puedo llegar a encontrar el día de mañana como docente y estar más preparada o con más herramientas para poder manejar a un grupo así, pero disfrutando de la tarea diaria y no viviéndola como un castigo. Creo que supe intervenir de manera adecuada con ellos. También he observado que si el docente no se pone firme y toma las riendas de la sala, los niños notarán esa debilidad y comenzarán a ocupar lugares y roles que no les corresponden. No hay que ser autoritarios, pero hay que saber transmitir que la autoridad dentro de la sala, es la docente, y eso es algo que hay que enseñar a respetar.

1 comentario:

  1. Hola Agustina! Realmente te toco transitar por una experiencia desafiante y enriquecedora a la vez. Es evidente que en determinadas ocasiones las relaciones familiares pueden constituir el origen del comportamiento de los niños, su forma de conducta puede ser detonada por diversas circunstancias y llegar a afectarlos emocionalmente.
    Es gratificante saber que pudiste construir, un camino para establecer un vínculo de confianza y seguridad. Este niño pudo contar con una relación de asimetría que estuvo presente y le ofreció disponibilidad corporal “sostén”. A su vez, coincido totalmente con vos en que el día de mañana como futuras docentes, tenemos que tener los conocimientos y herramientas necesarias para construir un ambiente enriquecedor, con el fin de lograr un aprendizaje significativo para los niños. Creo que el motor del aprendizaje, en cualquier edad, es la paciencia y el amor.

    Saludos!
    Isabel Cueto

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